miércoles, 10 de marzo de 2010

La Pandereta Loca

A la Iglesia a la que usualmente voy los domingos, una pandereta loca retumba el tímpano de los creyentes. Es una inusual y exótica mezcla de descoordinación y desacople rítmico bajo la complicidad de una actitud de intrepidez, pasión y chispa contagiosa hacia la “liturgia musical” interpretada por una chica con características Down.

Mientras escribo el blog, a mi mente llega la imagen de la joven en el pódium y con total desprevención dejo que mi oído una vez más sucumba en el recuerdo de su canto al compás de la atrasada rítmica de su pandereta.

Querer compartir esta experiencia me invita a trascender su aparente trivialidad para sumergirme en la grandísima enseñanza que esta joven especial de aproximadamente 23 años deja en mi, con su actitud desprovista de resistencia a su condición.

El cuento de la Pandereta Loca me invita a entender que ante lo urgente del día a día, muchas veces desplazamos lo verdaderamente importante y nos olvidamos de entonar la canción de nuestra existencia, a fin de hacer música los deseos más genuinos y sanos que brotan de nuestro interior.

Me deja al descubierto que la magia de la vida consiste en arrojar nuestro corazón en la aventura del día a día más allá de nuestras propias limitaciones, entendimiento y capacidades. Es abrirme al universo y ver que es necesario desnudar nuestra alma bajo la seducción del encuentro con Dios, conmigo mismo y el mundo entero.

Es ver que no hay excusas para dejar de vivir plenamente sin importar que dificultades existan y que siempre hay razones por las que estar agradecido con las condiciones y circunstancias en que la vida se nos presenta. Es confirmar que verdaderamente vale la pena emprender el encuentro con el sonido de la pandereta que emerge de nuestra alma. Feliz dia.

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