Siendo el Carnaval de Barranquilla la expresión cultural más tradicional de Colombia y el escenario más expedito para la convergencia social de un pueblo que canaliza las angustias y la presión de una realidad conflictiva a través del departir fiestero, veo con mucho interés como la chispa costeña literalmente logra penetrar la estancia política, cultural, artística, económica y diplomática de los actuales momentos.
Es solo ver la cantidad de disfraces que desfilan por el cumbiódromo de la Via 40, para tomar conciencia de como ningún personaje de la esfera pública se escapa de esa actitud caricaturesca atiborrada de desparpajo e irreverencia.
Empecemos por la loba que tiene aullando a medio mundo con su “She Wolf”, porque en Barranquilla Shakira, nuestra megaestrella, se despoja de glamour y con total desenvoltura saluda a su ferviente fanaticada solo que con un pelo más amarillo de lo normal, una barriga protuberante y una cintura que tal como dice la honorable dama que interpreta el disfraz, rompe con los tradicionales cánones de belleza al dejar entrever un inusual 90-60- rebienta.
Del arte a la política ya que como auténticos costeños, amantes de la vida social y las buenas relaciones, nos damos el lujo de invitar a presidentes como el ilustrado Señor Hugo Chávez, con el que además de compartir unas "excelentes" relaciones diplomáticas, compartimos el gusto por la “farra” o la fiesta. Lo sorprendente y aquí si me le quito el sombrero a nuestro hermano bolivariano es cómo a pleno sol barranquillero de medio día, logra amortiguar el sofoco de una caminata de 8 kilómetros con su camuflado militar y boina roja.
Pongámosle azúcar a esta fiesta de la vida y no crean que mi carnaval es una tragicomedia. No señores!. Aquí quien lo vive es quien lo goza y fe de ello lo puede dar mi hermana cubana, la Guarachera Celia Cruz. Ella vino del cielo a gozarse estas festividades porque sabe que en Barranquilla como buen epicentro de la actividad cultural en Latinoamérica, la gente tiene claro que “la vida es un carnaval”.
Directamente desde el Vaticano, su Santidad el Papa Benedicto XVI, cuyo nombre pontifical cambiaron, bautizándolo bajo el sacramento de la fe rumbera como “Drogadicto XVI”. ¿Lo de drogadicto será por las declaraciones entorno a la cultura islámica? ¿O sencillamente porque la intrepidez del costeño no posee límites?.
En fin… Son tantos los personajes y tantas las razones por las que el carnaval de Barranquilla castiga y exalta los errores y aciertos de los que están en la palestra pública que lo que si queda claro es que todos han hecho mérito para estar en este escenario de sátira, burla e intrepidez.
No acabaría de nombrarlos a todos: Simón Trinidad, Piedad Córdoba, Barack Obama, El padre Linero, El cerebro de DMG David Murcia, el mismísimo Michael Jackson, El presidente Uribe, el Mono Jojoy.
Asimismo, nombres de disfraces tan inusuales como la Fundillo Loco, la Diabla Arrecha, el Costeño Comeburra, la Puta Borracha y el Doctor Prostático, solo por mencionar algunos, confirman porque nuestro Carnaval al ser único acaba con los modelos preconcebidos, las reglas, la ilusión que los medios nos quieren hacer creer y las realidades que nos quieren “embutir”.
Esta realidad burlesca de mi carnaval también da rienda suelta a los instintos bajos avivando el morbo, las tomaduras de pelo que en el léxico costeño son zipote’ “mamaderas de gallo” pero que ante todo penetra la sensibilidad del costeño convirtiéndose en arte y expresión auténtica de nuestro trazo Caribe.
Para todos aquellos que aún no han tenido la fortuna de venir a mi tierra a disfrutar de los Carnavales, ajusten motores y no esperen a que el 2012 los tome por sorpresa sin haberse extasiado con la tremenda experiencia del multicolor, la riqueza rítmica y el calor humano de unas festividades nombradas en 2003 Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Es solo ver la cantidad de disfraces que desfilan por el cumbiódromo de la Via 40, para tomar conciencia de como ningún personaje de la esfera pública se escapa de esa actitud caricaturesca atiborrada de desparpajo e irreverencia.
Empecemos por la loba que tiene aullando a medio mundo con su “She Wolf”, porque en Barranquilla Shakira, nuestra megaestrella, se despoja de glamour y con total desenvoltura saluda a su ferviente fanaticada solo que con un pelo más amarillo de lo normal, una barriga protuberante y una cintura que tal como dice la honorable dama que interpreta el disfraz, rompe con los tradicionales cánones de belleza al dejar entrever un inusual 90-60- rebienta.
Del arte a la política ya que como auténticos costeños, amantes de la vida social y las buenas relaciones, nos damos el lujo de invitar a presidentes como el ilustrado Señor Hugo Chávez, con el que además de compartir unas "excelentes" relaciones diplomáticas, compartimos el gusto por la “farra” o la fiesta. Lo sorprendente y aquí si me le quito el sombrero a nuestro hermano bolivariano es cómo a pleno sol barranquillero de medio día, logra amortiguar el sofoco de una caminata de 8 kilómetros con su camuflado militar y boina roja.
Pongámosle azúcar a esta fiesta de la vida y no crean que mi carnaval es una tragicomedia. No señores!. Aquí quien lo vive es quien lo goza y fe de ello lo puede dar mi hermana cubana, la Guarachera Celia Cruz. Ella vino del cielo a gozarse estas festividades porque sabe que en Barranquilla como buen epicentro de la actividad cultural en Latinoamérica, la gente tiene claro que “la vida es un carnaval”.
Directamente desde el Vaticano, su Santidad el Papa Benedicto XVI, cuyo nombre pontifical cambiaron, bautizándolo bajo el sacramento de la fe rumbera como “Drogadicto XVI”. ¿Lo de drogadicto será por las declaraciones entorno a la cultura islámica? ¿O sencillamente porque la intrepidez del costeño no posee límites?.
En fin… Son tantos los personajes y tantas las razones por las que el carnaval de Barranquilla castiga y exalta los errores y aciertos de los que están en la palestra pública que lo que si queda claro es que todos han hecho mérito para estar en este escenario de sátira, burla e intrepidez.
No acabaría de nombrarlos a todos: Simón Trinidad, Piedad Córdoba, Barack Obama, El padre Linero, El cerebro de DMG David Murcia, el mismísimo Michael Jackson, El presidente Uribe, el Mono Jojoy.
Asimismo, nombres de disfraces tan inusuales como la Fundillo Loco, la Diabla Arrecha, el Costeño Comeburra, la Puta Borracha y el Doctor Prostático, solo por mencionar algunos, confirman porque nuestro Carnaval al ser único acaba con los modelos preconcebidos, las reglas, la ilusión que los medios nos quieren hacer creer y las realidades que nos quieren “embutir”.
Esta realidad burlesca de mi carnaval también da rienda suelta a los instintos bajos avivando el morbo, las tomaduras de pelo que en el léxico costeño son zipote’ “mamaderas de gallo” pero que ante todo penetra la sensibilidad del costeño convirtiéndose en arte y expresión auténtica de nuestro trazo Caribe.
Para todos aquellos que aún no han tenido la fortuna de venir a mi tierra a disfrutar de los Carnavales, ajusten motores y no esperen a que el 2012 los tome por sorpresa sin haberse extasiado con la tremenda experiencia del multicolor, la riqueza rítmica y el calor humano de unas festividades nombradas en 2003 Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.